lunes, 10 de noviembre de 2008

Del Caballero y su Espada

Cual hechicera posesiona la espada…
Aquella que cayó en mis manos
por azares del camino.
La sentí desnuda y desprotegida,
su hoja pura y bella me demostró su esencia
mas no era completa, algo le faltaba,
algo buscaba…

En mi pesar… le brinde mi ser
para que lo usase como vaina.
Ahora, bajo mis cuidados,
lucía más reluciente todavía.
Aquella bella espada sintió el calor
de las manos del caballero.
No tardamos en unir nuestro sendero.

Por un tiempo compartimos el camino,
Luego fue una conexión de nuestro ser
Paso a complementar mi armadura
Pero no sabía si era digno de su empuñadura
Supe después… que sería la espada
quien elegiría a su portador.

Por mucho tiempo creí me había elegido
Y tal vez así fue, por un tiempo

En combates, me defendió con fiereza
Y cuando no desenfundaba
sentía su dolor de saber que no me era necesaria
en aquel momento

Las lagrimas de la hechicera
resonaban en belleza de su cuerpo de acero
sentía, me necesitaba
poseedora de un corazón afligido
No pasó día en que no la contemplase
Supe corregir las cicatrices de su hoja
A cambio me defendió en mis momentos de baja

¡Oh! dichosa espada
Compartamos la gloria de los combates
Y la unión de nuestro espíritu
Tuya es mi vaina
Esperaré tu elección

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