• Biblia sagrada abierta en el altar.
• Libros escolares en el noreste del altar
• Siete velas encendidas y acomodadas
• Bandera Nacional sobre un soporte en su sitial
• Una flor que sea un símbolo patrio en el altar (Cantuta o Patujú)
• Música sugerida
Orador:
Hermanos míos, queridos tíos y distinguidos invitados, en presencia de ustedes y del creador tomo el coraje para dilucidar mis palabras ante ustedes, por un divino sentimiento que me ha conmovido desde lo más profundo de mí ser.
Dentro de esta sala, y como podemos apreciar bajo la luz de estas siete llamas simbólicas, vengo a rendir tributo a aquella que en su silencio nos acoge y nos da el fruto para una vida plena y honrosa. Aquella cuyos matices podemos apreciar en cada mirada de sus dignos habitantes. Aquella a quienes nuestros antecesores rindieron su homenaje con valentía y amor, sacrificando su vida para otorgarnos la libertad de la que hoy somos orgullosos poseedores.
Es a aquel majestuoso pabellón tricolor en cuyos pliegues radica el profundo sentir de cada paso dado a través de nuestra historia y que deslumbra, bendita e iluminada, por la luz de la 7ma vela custodia del patriotismo.
Es la Patria, hermanos míos, a quien debemos la fértil tierra que pisamos y la pureza del aire que respiramos. Pues si el hombre viene de la tierra, es entonces éste suelo el emblemático polvo de nuestros huesos y el calor de nuestro corazón. Es por este motivo que, para mi propósito, esté nuestro altar dedicado a nuestra Patria Bolivia en cuyo pendón ponderan unificados sus matices Rojo, Amarillo y Verde.
El color Rojo es el claro simbolismo de la bendita sangre derramada por aquellos valientes mártires que audazmente lucharon y defendieron los justos ideales de un pueblo unificado hasta desbordar su corazón caído en batalla. Es este sacrificio el que pondera la pasión y fuerza de espíritu que posee cada orgulloso boliviano. Así como ellos dieron sus vidas, el Rojo representa cada sacrificio que los Bolivianos están dispuestos a realizar por su amado país; desde una heroica defensa a un desventajado fortín en tiempos de guerra… hasta una calurosa despedida que realiza una madre a su hijo al momento de emprender éste su camino a la escuela.
El color Amarillo es el emblema de la riqueza; Dios bendijo esta hermosa tierra dotándola de incontables maravillas a los ojos de todos los mortales. Siendo quizá la más maravillosa, la riqueza de la diversidad… aquello que nos vuelve distintos de otros, que nos presenta distintos paisajes y distintas culturas… son estas diferencias variadas las que describen inconcebiblemente a Bolivia y sus tesoros, más valerosos que cualquier otro en el mundo, y hace única la enorme riqueza que posee nuestro país y nuestro corazón.
El color Verde representa la esperanza y la vitalidad… la jovialidad del espíritu y pureza de los cielos que posee nuestro país; es la fauna y flora, es el sentir del joven y el saber del anciano. El verde es el ímpetu por los sueños, por cada meta cumplida y cada paso dado. Si un boliviano orgulloso no se animara a soñar no habría un futuro y la esperanza finalmente apagaría su luz, es por eso que con fe sueña y actúa en pos de un amanecer radiante. El último pliegue nos recuerda que la esperanza nunca muere y siempre ondea en los sueños del mañana.
Como símbolo emblemático de estos tres matices, colocamos en el altar esta flor de Patujú en representación de la vida que se ha producido por la unión de dichos baluartes como digno homenaje a Bolivia. Con la esperanza de que nuestra Patria florezca, regocijante de vida, bajo las bendiciones del padre celestial y por los honorables trabajos de todos los orgullosos hombres de esta gran nación.
En tiempos de crisis a lo largo de la historia los jóvenes siempre han sido convocados al servicio bajo la bandera, y éstos han participado en todo cuanto pudieran hacer, demostrando un verdadero coraje, amor y patriotismo.
Aún en tiempos de paz muchos hombres y mujeres, ancianos y jóvenes han luchado y sacrificado su ser derramando sangre, sudor y lágrimas para enaltecer su Patria. Los jóvenes aquí presentes, son el resultado de esos dignos esfuerzos; y han crecido bajo los altos ideales que exige una nación digna y libre, en cuyos corazones recae la responsabilidad de escribir el porvenir de esta sagrada tierra. Han jurado bajo los pliegues protectores de la tricolor, el cumplir con sus deberes civiles para consolidar las altas aspiraciones que se tienen para un país de gloriosas virtudes.
Si las circunstancias fueran dadas y el país requiera nuevamente de sus servicios, con seguridad estos jóvenes aquí presentes no dudarán en ser el 1er frente defensor de la libertad y democracia. Y es prueba de ello su presencia en esta sala, formándose para ser los líderes de éticos valores que todo país necesita para un desarrollo pleno.
Así mismo, hoy y más que nunca nuestro país está en constante lucha por el porvenir de una Bolivia gloriosa y ausente de la intolerancia, el despotismo y la injusticia. Más es ahora, hermanos DeMolay, cuando debemos reafirmar nuestro patriotismo y visionar un futuro resplandeciente mediante nuestra correcta formación y liderazgo, para que con el pasar de los años cuando lleguemos a la plenitud de la mayoría de edad, seamos ciudadanos dignos del encomio de los hombres de bien y así nuestra memoria quede plasmada en las páginas de la historia.
Ante la espera de ese armonioso mañana venidero, y de vuestra lucha contra el conformismo y la arrogancia… Jóvenes DeMolay, la Patria os necesita y clama vuestros nombres… ¿Qué vais a responder?
Todos los DeMolay presentes se ponen de pie y con la mano llevada al corazón responden al unísono…
Todos – ¡¡¡Hagamos Historia!!!
Orador: DeMolay, el futuro de Bolivia está en nuestras manos.
Erick Saa C.